¿Alguna vez has pensado en viajar hasta los tiempos de la Reconquista? ¿Qué música pondrías en tu reproductor para desplazarte hasta el Portugal del siglo XI, en plena campaña contra la ocupación de los árabes en territorio lusitano? Es ésta una época de leyendas que quedan lejos del esplendor económico y cultural del Portugal de los siglos XV y XVI, la época de las grandes expediciones marítimas y de las conquistas de vastos territorios en América, Oriente y África. El siglo XI de Portugal no era muy distinto del de Castilla. Precisamente es la época de los castillos, de la construcción de grandes fortalezas y cárceles en terrenos abruptos y montañosos; es el de los reyes y los vasallos. También de la ruptura de la convivencia, de las grandes gestas militares y de la “fe en la espada”, que llegó acompañada de la aparición de las órdenes religiosas y de un estilo arquitectónico que aparecerá siempre ligado a ellas: el románico.
Este contexto histórico jugó un papel importante cuando al maestro Ferrer Ferrán (Valencia, 1966) le encargaron realizar una composición para conmemorar los 150 años de la “Assossiaçao Recreativa e Musical” de Vilela, una pequeña pedanía del municipio de Arcos de Valdevez, al norte de Portugal. Para componer su obra, Ferrer Ferrán decidió inspirarse en la belleza y singularidad de esta zona caracterizada por sus hermosos paisajes entrecortados por el río que discurre entre orillas escarpadas y cuya ciudad más importante es Paredes, localidad conocida por su rico patrimonio arquitectónico en el que destaca el monasterio románico de Cête.
Ferrer Ferran convirtió este encargo en un bello poema sinfónico para banda dividido en tres movimientos que no hacen sino describir la belleza de la zona y narrarnos algunas de las leyendas que en aquellos parajes ocurrieron. Se trata de una composición rica en contrastes y variaciones, con mucho brío de principio a fin.
“Castelo do Inferno” está dividido en tres partes:
I- Mosteiro de Vilela: la llegada de un rey victorioso
El primer paso nos lleva hasta el municipio de Vilela y hasta principios del siglo XII con la llegada del Alfonso I (Alfonso Henríquez, II Conde de Portugal), autoproclamado primer rey de Portugal por sus tropas y llamado “El Fundador” y “El Grande”. Entre las gestas de este rey destacan las primeras victorias contra el Imperio Almorávide, las grandes conquistas de Santarén y Lisboa y el reconocimiento de Portugal como reino independiente tanto por parte del rey Alfonso II de Castilla como por parte del Papa Alejandro III, quien reconoció al nuevo monarca y a su territorio como vasallos de la Iglesia. El primer movimiento de “Castelo do Inferno” se basa precisamente en ese momento en el que Alfonso I de Portugal deja algunas de sus nuevas tierras conquistadas para que allí se establezcan las distintas órdenes religiosas.
II- Boca do inferno: vestigios de unos sonidos casi infernales
El segundo movimiento de “Castelo do Inferno” se centra en ese nuevo lugar donde los monjes rezan, trabajan, copian libros y recogen peregrinos. Se trata de un espacio natural presidido por un gran precipicio, la “Boca do Inferno”, una especie de ruta formada por la erosión del agua. La parte de la obra de Ferrer Ferrán dedicada a este lugar parece más tenebrosa y grave seguramente por la propia personalidad del paraje, en el que el sonido estremecedor del agua al impactar contra la roca es constante. Según cuenta la leyenda aquí ocurrió el milagro “da Señora do Salto”: “Un día de niebla, un caballero montado a caballo perseguía una liebre, (que personificaba al diablo), y cayó al precipicio. En peligro, el caballero invocó a Nuestra Señora y por milagro, se salvó él y su caballo”.
III- Vestigios do Castelo: la batalla sinfónica
El último movimiento de “Castelo do inferno” está dedicado a la Torre del Castillo de Aguiar de Sousa, una gran atalaya que jugó un importante papel para la defensa de la región por parte de los reyes de Asturias contra el rey moro Almanzor, que atacó la fortaleza en el año 995. Este último tercio del poema rememora la batalla y las luchas con espadas entre moros y cristianos que duraron siglos y que acabaron con la expulsión de los primeros en el año 1492. En el siglo XII Mem Pires de Aguiar, caballero portugués y señor feudal, se convirtió en señor de la Torre y sus aledaños, a quienes “bautizó” con su propio nombre. En la actualidad esta fortaleza protagonista de la obra de Ferrer Ferrán forma parte de la Ruta del Románico del Valle de Sousa.
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El resultado de este viaje musical al Portugal de la Reconquista es una historia contada en forma de composición para banda sinfónica que destaca por su complejidad en cuanto a tempo y densidad armónica pero muy sugerente y, como habéis podido leer, llena de historia.
“Castelo do Inferno” fue galardonado con el Primer Premio en el VII Concurso de Composición Sinfónica para banda de música "CIUDAD DE TORREVIEJA" en 2009.
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